viernes, 26 de abril de 2024

La mano es la que recuerda

Autorretrato / José Hierro

La mano es la que recuerda.
Viaja a través de los años,
desemboca en el presente
siempre recordando.

Apunta, nerviosamente,
lo que vivía olvidado.
La mano de la memoria,
siempre rescatándolo.

Las fantasmales imágenes
se irán solidificando,
irán diciendo quién eran,
por qué regresaron.

Por qué eran carne de sueño,
puro material nostálgico.
La mano va rescatándolas
de su limbo mágico.

José Hierro

viernes, 19 de abril de 2024

Soneto 29



A veces en desgracia, ante el oro y los hombres,
lloro mi soledad y mi triste abandono
y turbo el sordo cielo, con mi estéril lamento
y viéndome a mí mismo, maldigo mi destino.

Envidio al semejante más rico de esperanzas
y sus bellas facciones y sus buenos amigos.
Envidio a este el talento y al otro su poder
y con lo que más gozo, no me siento contento.

Ante estos pensamientos yo mismo me desprecio.
Felizmente te evoco y entonces mi Natura, 
como la alondra al alba, cantando toma altura,
para entonar sus himnos a las puertas del Cielo.

Me da sólo evocarte, dulce amor, tal riqueza,
que entonces, ya no cambio, mi estado por un reino.

William Shakespeare

viernes, 12 de abril de 2024

Habrá estrellas sobre el lugar por siempre

Noche estrellada sobre el Ródano / Vincent van Gogh

 

Habrá estrellas sobre el lugar por siempre;
Aunque la casa que amamos y la calle que nos encantó se pierdan,
Cada vez que la tierra circula su órbita
En la noche en que se atraviesa el equinoccio de otoño,
Dos estrellas que sabíamos, posadas en el pico de la medianoche
Llegarán a su cenit; profunda será la quietud;
Habrá estrellas sobre el lugar por siempre,
Habrá estrellas por siempre, mientras nosotros dormimos.

Sara Trevor Teasdale 

viernes, 5 de abril de 2024

Vida implacable



Aquí no termina la áspera vida.
Vienen los anchos vientos, caen las lentas 
puras hojas de otoño, 
sube la sangre al ritmo de su empuje de vida, 
el hombre reconoce su sitio.

Aquí no hay la muralla de la muerte, 
no espera el tedio oscuro, el ancho 
desorden de lo impuro, el duro 
silencio de la nada, aquí vive la vida.

Aquí se siente un duro tic-tac: es el latido 
de la vida que alienta de su dura alegría 
de su rica sustancia que amenaza.
Crece una flor, se oye recorrer los jardines 
una aura, una dolida sombra de viejos huesos 
imperativamente obligatoria, 
unidos al amor que permanece y corre, 
que adelanta la lucha de los días 
bajo el sol y la limpia esperanza 
de este sitio colmado 
por la vida implacable.

Sarandy Cabrera

viernes, 22 de marzo de 2024

Escucho las palabras



La poesía es diálogo
de conocimiento.
Palabra viva
evidenciando el sentido último, la estructura de la emoción,
la permanencia de lo insólito.
Por las noches, escucho las palabras abrir las puertas de la casa,
andar por la sala,
salir un momento a la terraza y respirar con libertad.
Es cuando escojo los vocablos
y los pronuncio parsimoniosamente
y, tomándolos de la mano, los coloco en su sitio.

Blas de Otero

jueves, 7 de marzo de 2024

Tierra viva

Autorretrato con collar de espinas y colibrí / Frida Kahlo
                    

     Con gérmenes de vidas,
con residuos,
con fragmentos de muertes,
vivo.
He nacido de un día
en que el sol incendiaba
la clara primavera.
Con las lilas, las ramas,
con las tiernas
bestezuelas hinchadas de alegría.
De un calor y de un limo.
De un varón y una hembra.
Yo, súbita alimaña de la luz.
Yo, súbito pedazo de la tierra.
(Tierra mágica, tierra interminable,
tierra de signos, honda.
Tierra nueva.)
Mixta yo de raíces
y de voces aéreas,
y de resurrecciones,
y de fieras, remotas
inocencias telúricas...
     Me afirmo vertical
en el aire purísimo,
compacta tolvanera
de la tierra más áspera,
hoy que trae la lluvia
sus ángeles disueltos
para podar extensas llamaradas.
Yo soy del fresco mundo
recién creado, tierra.
Tierra con gozo y con orgullo.
Viva.

     María Beneyto

viernes, 1 de marzo de 2024

Si me preguntas por las cinacinas


Cinacina / Jardín Botánico de Paysandú


Si me preguntas por las cinacinas,
te hablaré de los ojos de las chinas;
si me preguntas por las sierras claras,
te pediría que me acompañaras.

Aquél es un zorzal, éste un hornero.
Pregúntame por todo lo que quiero;
por la mujer, pregúntame, y el hombre;
amigos todos sin saber su nombre.

Campo de piedra gris, sombra de toro
y las barras del día, barras de oro.
Con la fresca ensillemos y al camino,
a montear, en picada de Quirino,
o al Batoví, donde la Virgen duerme,
india de tierra y, como tierra, inerme.

Soy un cantor que canta para adentro,
mas en todos los pájaros me encuentro;
oye al dorado, escúchalo al jilguero,
ellos te dicen dónde te quiero.

Campos azules de la madrugada,
las nubecillas de la borregada,
el humito del rancho y las gallinas;
si me preguntas por las cinacinas...

Aquí se sella la amistad a mano,
bajo el ancho sombrero del paisano,
en medio de la noche, tan sombría.
dame un tordillo para hallar el día.

Washington Benavides

viernes, 23 de febrero de 2024

Ya casi se me fue la tarde...


Juan Cunha y su esposa Wilda Belura


Ya casi se me fue la tarde mira
Como decir un vuelo un aire nada
No más un ademán una mirada
Y lo demás se calla y se suspira

Viene la brisa vase vuelve gira
Se entretiene un momento de pasada
Y es tan breve la dulce luz dorada
Y tan hermosa es quién no delira

Mas casi se me fue y no sabré cómo
Pronto no la veré cuando me asomo
Ya no sabré y adónde diré adónde

Por dónde se alejó por cuál recodo
No la veré al momento y será todo
No está diré ni sé dónde se esconde

                          Juan Cunha

viernes, 16 de febrero de 2024

Sinfonía en rojo



Roja, toda roja vi siempre la vida; 

como una inmensa hoguera 

donde quemaba bien 

mi pobre corazón, rojo también. 

Todo rojo el camino, 

todo rojo el sendero 

a seguir 

y el día a vivir. 

y rojo el mundo entero. 

Rojo de amor, 

y de dolor 

y de horror… 

En ese vasto incendio 

(brasa, flama, carbunclo), 

que todo centelleante apareció, 

en esa luminaria, 

¿qué había de ser yo, 

alma furtiva 

y temeraria, 

qué había de ser yo 

sino una llama viva? 

Elisabeth Mulder

viernes, 9 de febrero de 2024

Carnaval

 

 

 

 

 

 


Bella ficción de reinas y de reyes…
Oh, carnaval, alegre carnaval,
que unces tus yuntas de mejores bueyes
y aras la carne en el vaivén del vals.

Arado que revuelcas corazones,
en surcos de dolor y de placer,
y arrancas las raíces y tocones,
que dejaron las siembras del ayer.

Queda, desnuda, la cachonda era,
apta para la nueva primavera,
que vaticina el grito del amor.

Grito y clarín de la fecunda guerra
en que hasta las lombrices de la tierra
sueñan el sueño de la flor.

Luis Llorens Torres

viernes, 2 de febrero de 2024

Esencia


Esencia
Nunca nombrarla, nunca.
Ni callarla siquiera.
Solamente crecer de sus raíces
con asombrado llanto.
Ser y morir tan solo
para justificarla
como naturaleza
y sumisa costumbre.
 
Madurará con pausa
y exactitud de necesaria estrella
y solo incertidumbres
me probarán su órbita,
su doloroso amor, su cumplimiento.
Será un desgarramiento
elemental, constante.
Desesperada espera
—lo sé—desesperada.
 
Y sin embargo, nada
persistirá más cierto
que su sabiduría,
que sus sencillas fiestas.
Como el rosal seguro de la rosa.
 
Y yo seré la sombra
de su florecimiento,
yo viviré acatando
su voz y su silencio,
en indefensa tierra,
irrenunciablemente.

María Elena Walsh

viernes, 26 de enero de 2024

Los últimos ángeles de la tarde

 Selva Casal en Montevideo en 2010 / Walter Diconca


En este lugar maravilloso vive la tristeza
maravillosos son los días que transcurren
y no sé por qué
yo tenía un sombrero con cerezas
un tío que se llamaba Juan
en el jardín enterraba los pájaros muertos
que siempre resucitaban eso era seguro
nada de esto volverá a ocurrir
no obstante eso respiro todavía
no me acostumbraré jamás
ni a la muerte ni a la vida
si me siento a llorar dirán que estoy loca
si me quedo callada también
y tú dónde estás quién eres
por qué lees este poema
algunas flores se despiertan tarde
no puedo abandonar pensamientos de la nada
porque no sé lo que es morir
y apenas lo sospecho
hoy que es lunes que es martes que es siempre
no sé a quien le hablo
ni por qué se suicidan de amor
mi casa no es mi casa
como si todos hubieran desaparecido por encanto
para después reencarnarse en locos vagabundos
para así atrapar
a los últimos ángeles de la tarde.

Selva Casal Muñoz

viernes, 19 de enero de 2024

El sueño de la enredadera



¡Oh tierra que alimentas mis raíces!
alejarme de ti es mi vivo anhelo;
por eso, aunque muy débiles, mis ramas
suben y suben, cual buscando el cielo.

Varas enjutas que formáis mi zarzo,
aunque no alcance yo la ansiada altura
os ceñiré con fraternales brazos
y luciréis alegre vestidura.
Nadie en breve podré reconoceros
cubiertas por mis hojas y mis flores,
y a nuestra fresca sombra muchos seres
vendrán a refugiarse en los calores.

Y vendrán, confundiendo sus encantos,
picaflores y lindas mariposas
a buscar el sustento de su vida
en la miel de mis flores olorosas.

¡Cuán alegre seré la vida, entonces,
cuando pueda ofrecer mi seno amigo
a vivientes tan bellos e inocentes,
dulce alimento y protector abrigo!

¡Oh tierra que alimentas mis raíces!
alejarme de ti es mi vivo anhelo.
Elevarme, dar flores, muchas flores:
es esa mi misión y ese es mi cielo.
Y lo mismo que muere sin temores
el hombre que fue activo, honrado y bueno,
cumplida mi misión, oh madre tierra,
trocada en polvo volveré a tu seno.

Vicenta Castro Cambón
1882-1928

viernes, 12 de enero de 2024

Helechos

 



Dónde la humedad se guarda
asistidora y mansueta
y el resuello del calor
no alcanza a la Madre Gea,
suben, suben silenciosos
como unas palabras lentas,
en silencio suben, suben
estos duendes manos quietas.

Y cuando tienen la alzada
de la garza o el flamenco,
ya descansan y se quedan
latiendo de su misterio.
¡No pasar por ellos, digo,
dejarlos, que están durmiendo!
Porque sólo yo, fantasma,
ni los doblo ni los hiero.

Óiganlos dormir, dormir
sin moverles un cabello.
Ellos no viven ni mueren,
sólo escuchan el silencio,
y con el silencio hacen
cosa que no conocemos:
sueño de niños o danzas
de unos enanos traviesos.
Quedan así entredormidos
custodiando su secreto
y tal vez mi propio sueño.

Duerman los helechos altos
callados como un secreto,
sigan latiendo dormidos
así, callando y latiendo.

¡Qué dulce su frente fría
y su aspiración de cielo!
En el aire van y van
y restan, restan, quedados,
y se parecen al monje
que entrega en su rezo el alma.
Duerman los helechos altos
que yo guardaré su sueño.

Gabriela Mistral (Chile, 1889 - 1957)