viernes, 31 de enero de 2020

El espejo

El espejo psiqué / Berthe Morisot. 1876.

Con los ojos vendados nos miramos
cada día delante de un espejo
para ser sólo imágenes
nuestras que no veremos.
Desfilamos, retratos fidelísimos,
copias exactas, calcos o reflejos,
resbalamos por aguas espejeantes
como narcisos ciegos.
Debo de ser la sombra, los perfiles,
la refracción de ese cristal o hielo;
debe de ser el doble repetido,
el náufrago en el fondo de ese sueño.
Qué culto extraño ante el cristal, la luna,
de extraterrestre, de astronauta muerto
girando sin sentido
en la órbita cerrada por el pecho.
Qué culto extraño para
sentirnos sólo luminoso eco
de nuestra propia realidad corpórea,
mitología del agonizamiento
liturgia de pantallas sucesivas,
idolatrización de reverbero.
Sólo somos figuras proyectadas
sobre un cristal, pero jamás nos vemos.

viernes, 24 de enero de 2020

Llevo el Sol en mí...


Llevo el Sol en mí;
me guía como un rey en el mundo.
Llevo la Luna en mí
ella mantiene mi forma.
Llevo a Mercurio en mí
manteniendo unidos al Sol y a la Luna.
Llevo a Venus en mí. Sin su amor no hay nada.
Venus se encuentra con Marte
y hace que de mi ser fluyan palabras,
que Júpiter ilumina con toda la luz de la sabiduría;
Y Saturno, el maduro, irradia a mi ser en colores.

lunes, 20 de enero de 2020

Hay un lugar...

Laguna de Tiscapa, en Nicaragua.

Hay un lugar junto
a la laguna de Tiscapa

—un banco debajo
de un árbol de quelite—

que tú conoces
(aquella a quien escribo

estos versos, sabrá
que son para ella)

y tú recuerdas
aquel banco y
aquel quelite;

la luna reflejada
en la laguna de Tiscapa

las luces del palacio
del dictador

las ranas cantando
abajo en la laguna

todavía está aquel
árbol de quelite

todavía brillan
las mismas luces;

en la laguna de Tiscapa
se refleja la luna 

pero aquel banco
esta noche estará vacío

o con otra pareja
que no somos nosotros.

Ernesto Cardenal

viernes, 10 de enero de 2020

Y sin embargo...


Sin embargo, creo que los decididores de este mundo injusto no lo tienen tan fácil. En distintas épocas, la humanidad ha pasado por túneles de oprobio, de abyección, de degradación, de ignominia, y siempre ha recobrado el aire, las razones de vida. Aunque no hayan sido filmadas por Spielberg, hay muchas y variadas listas de Schindler en la historia del género humano. Es difícil y hasta irrisorio hacer pronósticos para cuando uno ya no esté. No obstante, los políticos, los sociólogos, los economistas, los entrenadores deportivos, no tienen remilgos en hacerlos. Personalmente, no tengo cortedad en expresar mi confianza en que la humanidad (no sé cómo ni cuándo, o sea que mi vaticinio es bastante chapucero) se repondrá de este modesto apocalipsis. Y más aún: si allá por el 2050 o el 2090, algún delfín emerge de las aguas con su cabeza sabedora y prudente, pienso que se encontrará con un mundo en el que el hombre ya no sentirá vergüenza de sí mismo; entre otras razones, porque ya no privará de su libertad a prójimos y a delfines.
Fragmento de Cuando vuelva el Delfín de Mario Benedetti