viernes, 27 de octubre de 2017

Rostro contra rostro

Del puerto viejo / Carlos Federico Sáez. 1897.

Rostro contra rostro,
piedra contra piedra,
para que el tiempo no se pudra
y conserve su forma de cinta de colores.

Tiempo contra tiempo
paciencia contra paciencia,
hasta que la piedra tome el dibujo del rostro
y el rostro la carne de la piedra.

Corriente de la mirada que no cambia
si mira o si no mira,
de la mano que es igual cuando toma y cuando da,
del corazón análogo para quedarse o para irse.

Piel contra piel,
mundo contra mundo,
tierra contra la tierra
y también contra el cielo,
hija de antiguos hijos,
bandera para el viento que ella misma ha engendrado.

Entre el sol y el maíz,
entre la lluvia y la muerte,
pájaro contra pájaro,
luz contra luz,
flor contra flor,
secreto de cobre amalgamado
con metal que respira,
brujería de un humo que desciende
a descontar los siglos.

Sed contra sed,
vaso para beber el vaso
y derramar el mundo.

viernes, 20 de octubre de 2017

Vientos del pueblo


Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.

viernes, 13 de octubre de 2017

Última cita

Playa Malvín / Petrona Viera

Ya por el aire navega tu memoria
y todo viene a mí como fue entonces.
Oh! sueño, ensueño, tiempo y tiempo
para siempre y siempre detenido.

Monstruosamente múltiple
se alza
se alzaba el mar sobre los malecones
mordiendo los costados de la tierra.
Y tú tuviste miedo, frío, amor tuviste.
Y amor hubo, miedo, amor, en nuestros corazones.

Cuando entonces por eso
se puebla el mar a tu conjuro
y un aire conocido dispone sus fantasmas,
y yo estoy solo, y la furia del mar puebla la tierra,
seres de niebla, blancos, se sientan a mi lado
y conmigo conversan como hermanos.

Luego vienes tú, flotando como harina.
Y silenciosa y blanca, fina y fría
vas diciendo tu nombre, hermana mía,
y en el aire derramas tu aire triste.

Mas, ya no basta tu nombre y su dulzura
cuando ahora, el recuerdo de todo me golpea.
Tú del mar venida, hecha de bruma acaso,
o de los sueños acaso rescatada,
vete y déjame solo.

Deja morir lo que ha muerto.
Lo que hemos dejado morir,
muerto de frío
del otro lado de los sueños, sueña.
Del otro lado está, y para siempre,
en un atardecer de mar y olvido.

viernes, 6 de octubre de 2017

Qué he sacado con quererte

¿Qué he sacado con la luna 
que los dos miramos juntos? 
¿Qué he sacado con los nombres 
estampados en el muro? 
Como cambia el calendario,  
cambia todo en este mundo.

¿Qué he sacado con el lirio 
que plantamos en el patio? 
No era uno el que plantaba, 
eran dos enamorados. 
Hortelano, tu plantío 
con el tiempo no ha cambiado.

¿Qué he sacado con la sombra 
del aromo por testigo, 
y los cuatro pies marcados 
en la orilla del camino? 
¿Qué he sacado con quererte, 
clavelito florecido?

Aquí está la misma luna 
y en el patio el blanco lirio, 
los dos nombres en el muro 
y tu rastro en el camino. 
Pero tú, palomo ingrato  
ya no arrullas en mi nido.