viernes, 30 de agosto de 2019

Alma dormida

Paisaje / Leonid Afremov

Me tendí sobre la hierba entre los troncos
que hoja a hoja desnudaban su belleza.
Dejé el alma que soñase:
volvería a despertar en primavera.

Nuevamente nace el mundo, nuevamente
naces, alma (estabas muerta).
Yo no sé lo que ha pasado en este tiempo:
tú dormías, esperando ser eterna.

Y por mucho que te cante la alta música
de las nubes, y por mucho que te quieran
explicar las criaturas por qué evocan
aquel tiempo negro y frío, aunque pretendas

hacer tuya tanta vida derramada
(era vida, y tú dormías), ya no llegas
a alcanzar la plenitud de su alegría:
tú dormías cuando todo estaba en vela.

Tierra nuestra, vida nuestra, tiempo nuestro...
(Alma mía, ¡quién te dijo que durmieras!)

viernes, 23 de agosto de 2019

El amenazado

Jorge Luis Borges y Estela Canto en 1945

Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir. 
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. 
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. 
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, 
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, 
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes, 
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño? 
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo. 
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se 
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz. 
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo. 
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles. 
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar. 
Ya los ejércitos me cercan, las hordas. 
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.) 
El nombre de una mujer me delata. 
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

viernes, 16 de agosto de 2019

Pobre alma sola

Acuarela representando a Rosalía de Castro, pintada por su hija Alexandra Murguía

¡Pobre alma sola!, no te entristezcas, 
deja que pasen, deja que lleguen 
la primavera y el triste otoño, 
ora el estío y ora las nieves; 

que no tan sólo para ti corren 
horas y meses; 
todo contigo, seres y mundos 
de prisa marchan, todo envejece; 

que hoy, mañana, antes y ahora, 
lo mismo siempre, 
hombres y frutos, plantas y flores, 
vienen y vanse, nacen y mueren. 

Cuando te apene lo que atrás dejas, 
recuerda siempre 
que es más dichoso quien de la vida 
mayor espacio corrido tiene.

viernes, 9 de agosto de 2019

Dormite tranquilo



Dormite tranquilo, que todo va a pasar
Mamá está contigo, yo ya voy a llegar
Mirá la luna, que yo la voy a mirar
Le contaré un cuento para que lo puedas soñar
No tengas miedo, que nadie va a apagar la luz
Reíte durmiendo que yo ya voy a volver al sur
Dormite tranquilo que yo calmo mi dolor
Mamá te hace mimos y yo desde acá te canto
Es que quiero volverte a ver
Ya falta poco para estar allá
No te me vayas a asustar
Que todo va a estar en el mismo lugar
Dormite tranquilo, con tu palo y tu tambor
Duerme cocodrilo, la jirafa y el león
Pero no tengas miedo, que nadie va a apagar la luz
Reí que en tus sueños, yo siempre voy a volver al sur
Claudio Taddei

viernes, 2 de agosto de 2019

Reconquista


No sé de donde regresó el anhelo
De volver a cantar como en el tiempo
en que tenía entre mi puño el cielo
Y con una perla azul el pensamiento.

De una enlutada nube, la centella,
Súbito pez, hendió la noche cálida
Y en mí se abrió de nuevo la crisálida
Del verso alado y su bruñida estrella.

Ahora ya es el hino centelleante
Que alza hasta Dios la ofrenda poderosa
De su bruñida lanza de diamante.

Unidad de la luz sobre la rosa.
Y otra vez la conquista alucinante
De la eterna poesía victoriosa.