viernes, 29 de enero de 2021

Ahora


Ahora como un ángel apareces
y me rodeas sin decirme nada.
Ángel que yo cuidara tantas veces
sin saberlo, callada.

En todo lo que miro permaneces
como el aire feliz de la mirada.
Me parezco a tu ausencia y te pareces
a mí resucitada.

Porque viniste cuando me moría
a devolverme a vivas caridades;
porque mi noche muda se hizo día

por gracia de tu voz iluminada,
en esta eternidad con que me invades
yo que no era, soy tu enamorada.

María Elena Walsh 

viernes, 22 de enero de 2021

Y si...


Y si ramas golpean la ventana,
Y los álamos se estremecen,
Es para tenerte en mi mente
Y suavemente acercarte.

Y si estrellas se reflejan en el lago,
Iluminando su hondura,
Es para apaciguar mi dolor,
Volviendo a estar sereno.

Y si las nubes espesas van
Y en el claro sale la luna,
Es para acordarme de ti
Y guardarte siempre en mi memoria.

viernes, 15 de enero de 2021

La última mariposa


La última, precisamente la última,
era de un brillante amarillo que aún me deslumbra.
Era como si el sol no pudiera dejar de llorar sobre las piedras...
Tan amarilla era, y volaba ligera hacia lo alto
Seguramente quería despedirse del mundo, con un beso.
Hace siete semanas que vivo encerrado en este gueto,
al lado de mi gente, y las flores me llaman,
y la rama blanca del castaño del patio.
Pero ya no he vuelto a ver más mariposas.
Aquella fue la última mariposa que yo vi.
Aquí, en el gueto, las mariposas ya no saben, no pueden volar.
La última mariposa…

viernes, 8 de enero de 2021

Aquel verano de mi juventud

Idilio en el mar - Joaquín Sorolla

Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano
en las costas de Grecia?
¿Qué resta en mí del único verano de mi vida?
Si pudiera elegir de todo lo vivido
algún lugar, y el tiempo que lo ata,
su milagrosa compañía me arrastra allí,
en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.

Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia;
no queda ya el recuerdo de días sucesivos
en esta sucesión mediocre de los años.
Hoy vivo esta carencia,
y apuro del engaño algún rescate
que me permita aún mirar el mundo
con amor necesario;
y así saberme digno del sueño de la vida.

De cuanto fue ventura, de aquel sitio de dicha,
saqueo avaramente
siempre una misma imagen:
sus cabellos movidos por el aire,
y la mirada fija dentro del mar.
Tan sólo ese momento indiferente.
Sellada en él, la vida.