viernes, 18 de diciembre de 2020

El árbol de los amigos

 



 Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices

por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.

Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar,

mas otras apenas vemos entre un paso y otro.

A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.


Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.

El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá,

que nos muestra lo que es la vida.

Después vienen los amigos hermanos,

con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.

Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.


Mas el destino nos presenta a otros amigos,

los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.

A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón.

Son sinceros, son verdaderos.

Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.


Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón

y entonces es llamado un amigo enamorado.

Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.

Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo,

tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas.

Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro,

durante el tiempo que estamos cerca.


Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes,

aquellos que están en la punta de las ramas

y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.

El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,

algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.

Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca,

alimentando nuestra raíz con alegría.

Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.


Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad.

Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.

Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.


Habrá los que se llevarán mucho,

pero no habrán de los que no nos dejarán nada.

Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida

y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad  


Atribuido a Jorge Luis Borges
              

viernes, 11 de diciembre de 2020

Sí, por detrás de las gentes

Iglesia de San Pedro en Durazno. Obra de Eladio Dieste
                                           
Te busco.
No en tu nombre, si lo dicen,
no en tu imagen, si la pintan.
Detrás, detrás, más allá.

Por detrás de ti te busco.
No en tu espejo, no en tu letra,
ni en tu alma.
Detrás, más allá.

También detrás, más atrás
de mí te busco. No eres
lo que yo siento de ti.
No eres
lo que me está palpitando
con sangre mía en las venas,
sin ser yo.
Detrás, más allá te busco.

Por encontrarte, dejar
de vivir en ti, en mí,
y en los otros.
Vivir ya detrás de todo,
al otro lado de todo
-por encontrarte-
como si fuese morir.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Al vent


Al viento,
la cara al viento,
el corazón al viento,
las manos al viento,
al viento del mundo.

Y todos,
todos llenos de noche,
buscando la luz,
buscando la paz,
buscando a dios,
al viento del mundo.

La vida nos da penas,
ya el nacer es un gran llanto:
la vida puede ser ese llanto;
pero nosotros

al viento,
la cara al viento,
el corazón al viento,
las manos al viento,
al viento del mundo.

Y todos,
todos llenos de noche,
buscando la luz,
buscando la paz,
buscando a dios,
al viento del mundo.

viernes, 27 de noviembre de 2020

Sueño


Mi estirpe es un jardín de hojas profundas
que bajaron a besarse en la sombra, con ternura.
Mis antepasados, un elefante
de escandalosa piedra y de roca animal.
-Mi antepasado fue un espacio
enardecido por el peso-.
Mis abuelos paternos fueron robles.
Mis abuelos maternos, dos manzanos.
Mi padre, el último eslabón de la cadena,
me alumbró de un trigal.
Yo dudé ser espiga o mujer.
Lloré de no poder ser mundo,
y me crecieron largos brazos.
Lloré de no poder acostarme
a ser todo, y el surco, generoso,
entró en mi cuerpo.

¡Hace tanto que vengo!
¡Hace tanto que vengo
que todavía no he nacido!
Mi luz es de una estrella
que no ha brillado aún
y mi día es ayer.
Cuando me llaman,
mi nombre tarda siglos en llegar.
Las cabras de mi nombre no me encuentran.
-De silencio es el nombre de todo-.
Busco las manos mías, para darlas.
Para poder andar en el presente
busco mis pies entre los siglos.
Mis pasos todavía no han llegado a mis piernas.
¡Naufrago en tantos ríos
para encontrar mis lágrimas!
Si a veces digo algo,
es sólo una noticia...
¡tanta distancia me separa de la boca,
tantas palabras, de la voz!
Mis ojos, detrás de mí, viajan
entre raíces y animales, apurados,
para que pueda ver cuando me muera.
Mi corazón demora.

Mi cuerpo tiene forma de paciencia
de caracol que espera ante una puerta.
Mi vida es un recuerdo
errante en la memoria de la tierra.
Mi pensamiento aguarda
despertar de su sueño en otro sueño.
Mientras tanto, alcanzadme las cosas
vibrantes del día, vosotros,
hojas de sueño diferentes.
-El día es una carta para mí-.
Vendrá la muerte enérgica
y cederá la puerta.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Dicen los cantores



Nosotros vinimos cantando los días
Dejamos el cielo y las restas del aire
Nosotros cantamos las cosas del mundo
Los vivos, los muertos y el hombre y su viaje

La altísima lluvia no sabe su pena
No incluye alegría la roja manzana:
Lloramos nosotros el agua en las nubes
Ponemos la risa después de la rama

No hay sólo silencio en el mismo silencio:
Existe la antigua canción de las horas
Que cantan los tiempos desde antes del fuego
Y vamos diciéndola con nuestra sombra

Nacimos un año sin claros violines
O solamente con el violín del llanto
Y no nos morimos sobre un escenario:
La gente no muere de acuerdo al teatro

Nosotros sangramos, nosotros seguimos
Tocando silencios, silbamos de espanto
Pusimos nosotros sentido en la noche
Y luz en la íntima luz del celdario

Nosotros vinimos cantando los días
Dejamos el cielo y las restas del aire
Nosotros cantamos las cosas del mundo
Los vivos, los muertos y el hombre y su viaje

viernes, 13 de noviembre de 2020

Melancolía

Claro de luna / Edvard Munch

Dijeron que era mala la melancolía.
Oí eso sorprendido porque
siempre me había parecido
disfrutar de aquellos días
en que melancólico había vivido.
Porque estar triste es algo sensible,
digno de ser apreciado
entre tanta vana alegría.
Creí también que andar triste
recogía algo del ser nacional.
Empuñé así mi lanza en ristre,
para rebatir a quienes habían maldecido
a mi pobre melancolía.
Me pregunté qué hacer
con la sensación de pisar las hojas
mojadas del otoño;
dónde reubicar
aquellos emergentes retoños
frutos de las lluvias de estación.
Si es malo estar melancólico,
¿cómo abandonar aquella poesía del liceo:
«Il pleure dans mon coeur
Comme il pleut sur la ville»?
Y aquel río que arrastraba
las duras y flotantes jangadas;
la palidez de los rosados y amarillos
de los atardeceres míos.
Ante tanta duda, comprendí:
si la vida es éxito y dinero,
no hay lugar para la melancolía,
a la hora del atardecer hay que
revisar el monedero;
antes que pisar mojadas hojas,
otro negocio se puede hacer;
¿de qué lluvia tibia en el corazón
habrá que acordarse, si la vida
es un único ventarrón?
De melancolía se puede morir
como aquellos poetas malditos,
pero a ella los vivos deben vencer,
me lo van a repetir.
Lo oiré
mientras camino al río,
al atardecer,
pisando las hojas mojadas,
con esa emoción sin igual.

viernes, 6 de noviembre de 2020

Vida

El cuentito / Petrona Viera
 

Aquí donde la trampa es ley
y el juego de la vida no tiene reglamento
aquí donde me juego a vida o muerte
el corazón a cada instante
aquí sueño
vivo
creo.

Aquí digo alma en el traidor amigo
retrueco amo junto al amante infiel
y escalera real subo y bajo
al abismo del sueño y del milagro
de la pena y la derrota.

Aquí estoy con un póquer de ases
que no ejerzo
desatinando el gran instante
- supremo -
en que la vida
me dé siglos de dicha manifiesta
por cada ilusión
- abatida -
que lloré en secreto.

Aquí estoy y sé
que estrenaré mi juego
recién 
en el gran instante
- supremo -
en que ELLA - oscura y misteriosa
piadosa tal vez e inconcebible -
me cambie de hueso y alma dolorida
en luz
intacta
honda
e intangible.

viernes, 30 de octubre de 2020

Una querencia tengo por tu acento...

Miguel Hernández y Josefina Manresa

Una querencia tengo por tu acento,
una apetencia por tu compañía
y una dolencia de melancolía
por la ausencia del aire de tu viento.

Paciencia necesita mi tormento
urgencia de tu garza galanía,
tu clemencia solar mi helado día,
tu asistencia la herida en que lo cuento.

¡Ay, querencia, dolencia y apetencia!:
tus sustanciales besos, mi sustento,
me faltan y me muero sobre mayo.

Quiero que vengas, flor, desde tu ausencia,
a serenar la sien del pensamiento
que desahoga en mí su eterno rayo.


viernes, 23 de octubre de 2020

Guárdame en ti


Amor mío: guárdame entonces en ti
en los torrentes más secretos
que tus ríos levantan
y cuando ya de nosotros
sólo quede algo como una orilla
tenme también en ti
guárdame en ti como la interrogación
de las aguas que se marchan
Y luego: cuando las grandes aves se
derrumben y las nubes nos indiquen
que la vida se nos fue entre los dedos
guárdame todavía en ti
en la brizna de aire que aún ocupe tu voz
dura y remota
como los cauces glaciares en que la primavera desciende.


viernes, 16 de octubre de 2020

Cadena perpetua




Un niño de marrón / engominado
atraviesa jardines
recorre habitaciones en penumbra
con ojos que apenas se acostumbran al perfil de las cosas
crujidos que crecen en las sombras
y trepan por un aire que huele a cebolla a jazminero
a frascos de colonia abandonados a cisnes a polveras
Debieron pasar años de pesadillas (fruto de otras sentencias)
para intuir que el niño sigue andando por la casa
como en un escenario que el tiempo desdibuja
igual que un daguerrotipo primitivo
Se ha resignado a vivir en mi mente
y a ocupar ese tiempo que se estira
en los instantes previos a los sueños
La tarde en que abandoné la casa para siempre
-no lo sabía –
él quedaba en custodia de paredes geranios y juguetes perdidos
que habrán de retenerlo hasta mi muerte.

viernes, 9 de octubre de 2020

Snowdrops


¿Sabes lo que era, cómo vivía? Sabes
lo que es la desesperación; entonces el
invierno debería tener un significado para ti.

No esperaba sobrevivir, la
tierra reprimiéndome. No esperaba
despertarme de nuevo, sentir
en la tierra húmeda mi cuerpo
capaz de responder de nuevo, recordando
después de tanto tiempo cómo abrirme de nuevo
a la luz fría
de la primera primavera ...

miedo, sí, pero entre ustedes nuevamente
llorando, sí, arriesga la alegría

en el viento crudo del nuevo mundo.

Louise Glück

viernes, 2 de octubre de 2020

Razón e hipótesis de juego


Este trabajo de soledad -y olvido-
Sin obligada audiencia o acierto colectivo,
sin la evidencia que lo frecuente otorga
al gesto repetido sin el vigor
con que el sudor de brazos
desde antiguo
elabora sus frutos y el destino
jamás correspondido.
Aún sin la esperanza de esos brazos reunidos.

Pero no sitio de llanto
de excusa
o adjetivos;

este trabajo: poesía,
de organizar el sol
doblar los días,
mantener en las noches un ojo que vigila,
no es menos justo
que los otros oficios repartidos.

No hay racionalidad sin afecto compartido,
que sea necesaria,
que pueda ser muralla,
que llegue a ser,
este trabajo: poesía,
de enlazar las palabras
de inventar cada voz en las palabras, de juntar

las palabras con la vida,
esta mi vida
tal vez
unas pocas palabras
que no puedo guardar
para que vivan.

viernes, 25 de septiembre de 2020

Pero vengo

Mural en calle Florida y Maldonado, Montevideo

Más de una vez me siento expulsado y con ganas 
de volver al exilio que me expulsa
y entonces me parece que ya no pertenezco
a ningún sitio, a nadie.
¿Será en indicio de que nunca más
podré no ser un exiliado?
¿Qué aquí o allá o en cualquier parte
siempre habrá alguien que vigile y piense,
éste a qué viene?
Y vengo sin embargo tal vez a compartir cansancio y vértigo
desamparo y querencia
también a recibir mi cuota de rencores
mi reflexiva comisión de amor
en verdad a qué vengo
no lo sé con certeza
pero vengo.

Mario Benedetti

viernes, 11 de septiembre de 2020

Mi residencia de aire

 
                                Autorretrato / Ibero Gutiérrez                                                        

Residencia poblada de amapolas doradas
Tranquilidad perpetua que se marcha por la noche
en el hastío
asiduidad de recuerdos que parecen gaviotas
o locuras milenarias volando borrachas entre olas
de una playa de vidrio y un mar de piedra.
Luna blanca que de no mirar el cielo has caído
al mar y te has disuelto en su fragancia de verano
¿no crees oportuno dejar en paz a los sputniks
y atraer otra vez como antes a los lobos de Kentucky?
Tras los granitos de arena dejas un lamento como espuma
y tu perfume acompasado como una suite de Bach
que suena y cae entre mi ropa, entre mis píldoras para
el dolor de cabeza y el insomnio...
A veces pienso que no estás en el cielo.
Creo ver pájaros de aluminio.
Paso corriendo por el túnel de piedra y siento las bocinas
y los gritos estridentes. Caramba,
es algo peligroso si se cuela como pluma.
Trataba de enarbolar a mi cuello la bandera del amor
pero vino un grito, que despertó mi ciudad y la policía
corriendo me baleó todo el cuerpo y aquí estoy 
frío
quieto
duro
horizontal
mirando
con los ojos
abiertos
tu sonrisa
de piedra
y tu corazón
de hielo
(una ola me moja los pies mientras me llevan).

Ibero Gutiérrez


Fechado: 29/5/68

de "Prójimo -Léjimo y otros poemas"

1966-1970 (Arca 1987)

viernes, 4 de septiembre de 2020

Corazón coraza


Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

viernes, 28 de agosto de 2020

Saber vivir


No sé… si la vida es corta
o demasiado larga para nosotros.
 Mas sé que nada de lo que vivimos
tiene sentido, si no tocamos el corazón
de las personas.
Muchas veces basta ser:
regazo que acoge,
brazo que envuelve,
palabra que conforta,
silencio que respeta,
alegría que contagia,
lágrima que corre,
mirada que acaricia,
deseo que sacia,
amor que motiva.
Y eso no es cosa de otro mundo,
es lo que da sentido a la vida,
es lo que hace que ella
no sea ni corta, ni demasiado larga,
sino que sea intensa,
verdadera, pura…. mientras dure.

viernes, 21 de agosto de 2020

Amor

                                        

Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
desde el pozo asfixiante del recuerdo
sin nada que me sirva ni te espere.
Te estoy llamando
amor
como al destino
como al sueño
a la paz
te estoy llamando
con la voz
con el cuerpo
con la vida
con todo lo que tengo
y que no tengo
con desesperación
con sed
con llanto
como si fueras aire
y yo me ahogara
como si fueras luz
y me muriera.
Desde una noche ciega
desde olvido
desde horas cerradas
en lo solo
sin lágrimas ni amor
te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte.

viernes, 14 de agosto de 2020

La mar en medio


“La mar en medio y tierras he dejado
de cuanto bien, cuitado, yo tenía;
y yéndome alejando cada día,
gentes, costumbres, lenguas he pasado.”

Te llama la sirena de los muertos,
te queman con su lengua de aguaviva,
con sus cuerpos de anémona y corales
la mar te los devuelve cada día.

Y los vuelves a ahogar otra mañana
yéndote alejando, los pies heridos,
taparás con ahínco tus oídos
e implorarás el mástil del olvido.

El Poeta no está adentro ni afuera
y aunque escriba cuartetos alegóricos
no han cambiado gentes, costumbres, lengua,
sólo la mar en medio lo condena
a grabar en la arena el último poema.

viernes, 7 de agosto de 2020

Ky chororó

 Pasa mi río,

caminito de cristal,
mi dulce río,
canto azul que busca el mar.

Ta, ta, upá...
Ky chororó,
ky chororó,
ky chororó.

Rema que rema,
palita de ybyratá. 
La luna llena,
medallón en el palmar. 

Potro del agua,
canoíta que te vas,  
camino que anda,
hombre, río y soledad.

jueves, 30 de julio de 2020

Autobiografía


Gloria Fuertes nació en Madrid

a los dos días de edad,

pues fue muy laborioso el parto de mi madre

que si se descuida muere por vivirme.

A los tres años ya sabía leer

y a los seis ya sabía mis labores.

Yo era buena y delgada,

alta y algo enferma.

A los nueve años me pilló un carro

y a los catorce me pilló la guerra;

A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.

Aprendí a regatear en las tiendas

y a ir a los pueblos por zanahorias.

Por entonces empecé con los amores,

-no digo nombres-,

gracias a eso, pude sobrellevar

mi juventud de barrio.

Quise ir a la guerra, para pararla,

pero me detuvieron a mitad del camino.

Luego me salió una oficina,

donde trabajo como si fuera tonta,

-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.

Escribo por las noches

y voy al campo mucho.

Todos los míos han muerto hace años

y estoy más sola que yo misma.

He publicado versos en todos los calendarios,

escribo en un periódico de niños,

y quiero comprarme a plazos una flor natural

como las que le dan a Pemán algunas veces.


Gloria Fuertes

jueves, 23 de julio de 2020

De Corrales a Tranqueras

Paisaje de Rivera / Washington Bruno

De Corrales a Tranqueras,
cuántas leguas quedarán,
dicen que son once leguas,
nunca las pude contar.

Las hice con agua y viento,
escarcha de luna y sol,
pero entonces no contaba,
porque iba rumbo al amor.

Entonces todo era canto:
agua, tierra, viento y sol;
entonces todo cantaba,
porque iba cantando yo.

Mi flete era parejero,
mis años, de domador,
y los caminos cortitos
pa'l trote del corazón.

Camino de mis recuerdos,
tierra roja y pedregal,
bordea'o de cerros parejos
que se empinan al pasar.

Vigilante, Miriñaque,
cerros de mi soledad,
repecha'os por mis cantares,
sombras de toro y chilcal.

Hoy, que me duele la vida,
cansa'o de tanto changar,
balda'o por los redomones
ya no las puedo contar.

Y quebra'o por una pena,
pregunto a mi soledad:
De Corrales a Tranqueras,
¿cuántas leguas quedarán?