viernes, 26 de abril de 2019

Fiesta propia


Sí, cantar es alegrarse,
como el aire se alegra en la mañana
por cada cosa que a la vida vuelve.

Cantar, dichosa entrega
a vivísimos vientos,
a ráfagas regidas por la gracia
o la lenta paciencia.

Tenderse e ir nombrando
las cosas, los sucesos,
la ardiente zarza del abrazo,
el odio, la seda que en las noches
el sueño pone sobre las frentes
como un llanto.

Porque entonces el tiempo
se detiene y aguarda,
deja a la voz que nombre,
que se gane a sí misma
o que se pierda,
a la medida del olvido ajeno,
a la medida de la propia fiesta.

jueves, 11 de abril de 2019

Romero solo


Ser en la vida romero,
romero solo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero…, solo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez solo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos siempre los versos...
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez solo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.

viernes, 5 de abril de 2019

El regreso a la casa familiar


Cuando regrese, yo sé, que no colgaré la ropa
en los cansados armarios de la casa familiar.
Estaré solo unos días o tal vez, algunas horas
que viviré intensamente y me tendré que marchar.

Cuando regrese, yo sé, que me sentaré a la sombra
de los árboles antiguos de la casa familiar
y allí vendrán mis amigos, mis compañeros de otrora,
algunos, porque los otros, quién sabe donde andarán.

Cuando regrese, yo sé, que ya no estará el abuelo
con su tos y sus rezongos, en la casa familiar;
caminando por el patio, caminando por el tiempo,
elaborando el consejo que siempre me supo dar.

Cuando regrese, yo sé, que me sentaré a la mesa
en la silla de mi padre en la casa familiar
y beberé de su vino y sentiré su presencia
sobre la enorme tristeza de ya no verlo jamás.

Cuando regrese, yo sé, que cantarán las chicharras
en la somnolienta siesta de la casa familiar;
con su monótona fiesta revivirán en mi alma
horas bellas de la infancia que de pronto volverán.

Cuando regrese, yo sé, que mi madre emocionada
me pedirá que me quede en la casa familiar.....
Pero ya soy del camino, del tiempo y de la distancia
y con dolor en el alma... sé que me voy a marchar.
Alberto Cortez