viernes, 30 de diciembre de 2022

Happy New Year



 Mira, no pido mucho,

solamente tu mano, tenerla

como un sapito que duerme así contento.

Necesito esa puerta que me dabas

para entrar a tu mundo, ese trocito

de azúcar verde, de redondo alegre.

¿No me prestas tu mano en esta noche

de fin de año de lechuzas roncas?

No puedes, por razones técnicas. Entonces

la tramo en aire, urdiendo cada dedo,

el durazno sedoso de la palma

y el dorso, ese país de azules árboles.

Así la tomo y la sostengo, como

si de ello dependiera

muchísimo del mundo,

la sucesión de las cuatro estaciones,

el canto de los gallos, el amor de los hombres.


Julio Cortázar

viernes, 23 de diciembre de 2022

Piececitos



Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren,
Dios mío!

¡Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos!

El hombre ciego ignora
que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;

que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.

Sed, puesto que marcháis
por los caminos rectos,
heroicos como sois
perfectos.

Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!

Gabriela Mistral

viernes, 16 de diciembre de 2022

El amor




Las palabras son barcos
y se pierden así, de boca en boca,
como de niebla en niebla.
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.
Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.
Porque la vida entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleva a la raíz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en un río.
Por eso, niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado de los vocabularios
sensaciones de frío y de calor,
noches que son la noche,
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.
Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.

viernes, 9 de diciembre de 2022

Sorprendido por el ocaso


Atardecer / Claude Monet



Hay polvo desconocido cerca de nosotros,

olas que rompen sobre playas justo encima de la colina,

árboles colmados de aves que jamás hemos visto,

redes extendidas con peces negros.


Arriba el ocaso; alzamos la mirada y está ahí,

ha llegado a través de las redes de las estrellas,

a través de los tejidos de la hierba,

caminando con quietud sobre los santuarios de las aguas.


El día jamás terminará, pensamos:

nuestro cabello parece nacer para la luz del día;

pero, al final, las quietas aguas de la noche se alzarán

y nuestra piel verá a la distancia, como lo hace bajo el agua.

 

Robert Bly 

viernes, 2 de diciembre de 2022

Será sencillamente

Garzas rosadas / Matías Belbey

¿Cómo decirte cómo? Será como las flores
que nievan de blancura un corazón de ramas.
Como el sol de la tarde, que madura colores
y matiza la sierra de doradas escamas.

Será con esa dulce sencillez de las cosas
que anima la espontánea sucesión de los días.
Será cual los rosales se iluminan de rosas
y las tardes se mueren en guedejas sombrías.

Será con ese arte de la vida diaria,
con esa poesía que hay en lo cotidiano,
esa oscura armonía del alma solitaria,
esa sorda belleza del primer artesano.

Será sencillamente: sin palabras vacías
ni artificios inútiles: como mana la fuente.
Señor, ¡es tan hermoso amar sencillamente!
Como vuelan los pájaros, como pasan los días...

viernes, 25 de noviembre de 2022

A Deva



Duro, vivísimo, nocturno, me llega tu recuerdo
parte mi sueño en dos, divisor de mis noches.
¡Clara imagen! Tus cabellos tierna crin de maíz
se columpian sobre tu rostro niño.
Rostro niño,
Niña bruja creciendo en el tiempo
a mi medida.
Ya sólo jugamos en las noches
-en las mías- a la mitad del sueño.
“Este es el juego de los encantados”.
Te toco y me despierto grande,
en una cama grande, sola.
Tu mano me dejó una flor
que busco entre las sábanas,
un pájaro, un talismán.
Lo tengo firme.
Abro la mano, la mía
sólo mi palma sola
la noche barre
llevada por tus brazos
-Alguien te castigó-.
Barres estrellas y monedas de oro.
La noche nocturna se ilumina;
yo no estoy asombrada,
tú eres asombro.
Lejos de mí ya no creces tampoco,
ya no juegas.
Te montas en tu escoba de luz
y viajas a mi sueño,
pájaro incandescente.
Te despiertas.
Mis lágrimas soñadas en tu rostro,
tus lágrimas vivísimas
joyas de sangre sobre el mío
riegan mi almohada,
pequeños ríos que fabricamos juntas
con nuestras cuatro manos
en el tiempo en que cuatro eran dos
y cabían en una sola de mi padre.
Ay, sembradora de fantasmas!
¡Ay, milagrosa!
Ya sólo en sueños me dices tu secreto,
aquel antiguo, el mismo.
Pasan los años y cada vez es más profundo,
pasan hacia adelante diurnos,
retroceden nocturnos
y te reencuentro
en el momento en que interrumpimos el juego
cuando un pájaro iba a salir
de entre tus labios y me despierto
porque este es el juego de los encantados.

 Elena Garro

viernes, 18 de noviembre de 2022

Mariposa, poema



 Ida Vitale en la Feria Internacional del Libro de Montevideo, nov. 2022


En el aire estaba
impreciso, tenue, el poema.
Imprecisa también
llegó la mariposa nocturna,
ni hermosa ni agorera,
a perderse entre biombos de papeles.
La deshilada, débil cinta de palabras
se disipó con ella.
¿Volverán ambas?
Quizás, en un momento de la noche,
cuando ya no quiera escribir
algo más agorero acaso
que esa escondida mariposa
que evita la luz,
                            como las Dichas.


Ida Vitale 

viernes, 11 de noviembre de 2022

Divergencias de sueño

Carl Van Vechten, © Van Vechten Trust. Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Yale University

 Alzar mis brazos 

en algún lugar al sol.

Girar y bailar 

hasta que el blanco día acabe.

Entonces descansar en el fresco ocaso

bajo un gran árbol 

mientras la noche tranquila desciende

oscura como yo—

¡Ése es mi sueño!

Abrir mis largos brazos

frente al sol. 

¡Bailar! ¡Girar, Girar! 

hasta que acabe el breve día.

Descansar en la pálida tarde…

bajo un gran árbol…

mientras la blanda noche va cayendo

oscura como yo.


 Langston Hughes

viernes, 4 de noviembre de 2022

Salvaje

 


Bebo del agua limpia y clara del arroyo
y vago por los campos  teniendo por apoyo
un gajo de algarrobo liso, fuerte y pulido
que en sus ramas sostuvo la dulzura de un nido.
 
  Así paso los días, morena y descuidada,
sobre la suave alfombra de la grama aromada,
comiendo de la carne jugosa de las fresas
o en busca de fragantes racimos de frambuesas.
 
  Mi cuerpo está impregnado del aroma ardoroso
de los pastos maduros. Mi cabello asombroso
esparce, al destrenzarlo, olor a sol y a heno,
a salvia, a yerba buena  y a flores de centeno.
 
  ¡Soy libre, sana, alegre, juvenil y morena,
cual si fuera la diosa del trigo y de la avena!
            ¡Soy casta como Diana
y huelo a hierba clara nacida en la mañana!


 Juana de Ibarbourou

viernes, 28 de octubre de 2022

Interiores




En la mesa sandías de yeso,
mil platitos cubren la pared,
un San Jorge cuidando la siesta
y a su lado sonríe Gardel.

Entra el viento, juega en los caireles
si dejan abierta la puerta cancel,
y se cuela en los cuartos, remueve,
olores secretos: colonia y laurel.

Florecían los blancos jazmines
su claro misterio a la luz lunar.
Florecían los jazmines blancos
y a todos un ramo les iba a llegar.
Florecían las lunas de enero
y la calle Fray Bentos olía a jazmín,
madera sonora en la radio
Isolina Núñez hablaba de amor.

De la cama colgaba el rosario,
en la olla con tierra un malvón
y en la trompa de un elefantito
un billete por siempre quedó.

Desde lejos los pasos se escuchan
si alguien va cruzando por el comedor,
donde a veces tiembla el cristalero
con sus copas de extraño color.

Y en el patio yo leía historias
de mágicas tierras con raro esplendor
y quizás no sabía que en casa
rondaba la magia esperando un cantor. 

viernes, 21 de octubre de 2022

Fácil palabra



Fácil sería la palabra
sin hojas.
Fácil como un vacío.
Como una sombra.
Pero ocurre al contrario:
te arrimas al silencio
y ella te acosa
llena de ideas,
de memorias,
siempre con algo entre las manos.
Y simplemente no la logras
desnuda, sola.-


II

Teníamos que decirnos muchas cosas
y no hallábamos cómo.
Era mejor así. Corría el tiempo
y envejecíamos con él.
Y eso era hermoso.
Porque pensando apenas, o sintiendo y
pensando,
o nada más sintiendo,
adivinábamos
lo que es el zumo de este testimonio:
teníamos que decirnos muchas cosas,
pero ¿cuáles?
¿ y cómo?.-


III

Amor amor amor amor setenta veces,
setenta veces siete veces.
Amor amor amor. Nadie habrá que lo
olvide.
Siempre quién lo recuerde.-


III

Los ojos fueron el primer idioma
y las tímidas manos el segundo,
la palabra, el tercero, y es el cuarto
este callar sencillo, pero juntos.-


IV

Y si a mí me preguntaron por tu fuerza
de enredadera en flor, de irresistible
fragancia, de rocío refrescante,
de amoroso follaje y sombra firme,
¿cómo responderé lo que no puede
sin menguar, decirse?.-

viernes, 14 de octubre de 2022

A mi espalda

Caricatura de Juan Cunha / Jaime Clara

El que fui vuelve llorando, y no hay manera
De aplacar su pena sola.
El que fui viene llorando: es sólo un niño
Que no puede con la tarde.

Le diría que se vaya,
Que ya no tengo más aquellas láminas
Con paisajes, donde una luz de atardecer duraba;
Donde pasaba un ángel con un aro

Mas no tengo valor para volverme.
Él me toca en el hombro, y se detiene
Alelado: no comprende; y llora aún más.
Cómo arreglarme un rostro ya para enfrentarlo.

Y se queda. Y reincide. Y calla luego.
(La luz, final, vacila; sale la brisa; algo tiembla)
Cuando no es más que un niño desvalido
Y solo, que no puede con la tarde.

martes, 11 de octubre de 2022

Nada serán mis palabras...



Nada serán mis palabras
si no encuentran otra boca
que las cante y las olvide
y las devuelva a la sombra.

Allí quizás amanezcan,
vagas ciudades ruinosas,
y a otros solos lleve el aire
la nostalgia de su aroma.

Nada será lo que soy
si en los otros no se apoya:
mi presencia en otro hombro,
mi esperanza en su congoja.

¡No me dejes amarrado,
demente, al ánima sola!
¡Mira que voy a mi infierno
si no hay pecho que me acoja!

El que pasa me sostenga,
la voz pueril sea mi roca,
en ellos soy, y con ellos
pediré misericordia.

viernes, 30 de septiembre de 2022

Estás caído

Avenida Jorge Salerno - Parque de la Facultad de Agronomía


(A Salerno)

Estás caído
Bajo unos eucaliptus
Con las palmas de las manos
abiertas
mirando para arriba.
Estás tendido en la hierba
Y un poco de sombra
Se acompaña
Con un poco de sol
A medias, entibiándote la cara;
La tarde calurosa de octubre
Se pone de pie y te descubre.
Un poco más allá
-tal vez no alcances a ver-
un tronco retorcido, grueso
sugiere un cielo
con el subir frondoso
y el canto de las aves.

Estás pues, allí dormido
Con las veinticuatro primaveras
Y la boca semiabierta
Y el traje oscuro
El cabello confundido con el pasto;
Estás, sí
allí
y el eucaliptus, como el mundo
por la muda expectativa
y la mirada incierta
compartiendo el sol y la sombra
de un vasto escenario
poblado de escuelas y silencios
(los silencios de las tardes calurosas
de octubre entre las chacras
y el incesante decir de las cigarras
más el aire infectado de luz
y caminos de tierra, sin final
siempre recorridos, sin apuro).

(8 de octubre 1969)