Roja, toda roja vi siempre la vida;
como una inmensa hoguera
donde quemaba bien
mi pobre corazón, rojo también.
Todo rojo el camino,
todo rojo el sendero
a seguir
y el día a vivir.
y rojo el mundo entero.
Rojo de amor,
y de dolor
y de horror…
En ese vasto incendio
(brasa, flama, carbunclo),
que todo centelleante apareció,
en esa luminaria,
¿qué había de ser yo,
alma furtiva
y temeraria,
qué había de ser yo
sino una llama viva?
Elisabeth Mulder
viernes, 16 de febrero de 2024
Sinfonía en rojo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario