jueves, 20 de mayo de 2010

Poesía


¿Con qué invisible tinta
simpática te habían
escrito en mí las fechas
los sueños y las causas
–para que no te vieran
los ojos de los hombres–
reservado mensaje,
trémula poesía?

Yo me creía exento
del tiempo y del espacio,
eterno como el texto
de un pensamiento claro;
cuando empezó una llama
retórica a morderme
y vi, entre los renglones
que el fuego deshacía,
aparecer la firma
del Rey desesperado
que, desde un siglo muerto,
decreta mis acciones,
envenena mis odios
y poda mis enigmas.

Secreto codicilio
de un testamento falso,
verdad entre pudores,
confesión entre líneas.
¿Quién te escribió en mi pecho
con invisible tinta,
amor que sólo el fuego
revela cuando toca,
dolor que sólo puede
leerse entre cenizas,
decreto de qué sombra,
póstuma poesía?
Jaime Torres Bodet

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