viernes, 20 de diciembre de 2024

El equipo de Biblioteca de la Facultad de Agronomía desea a todos felices fiestas y feliz año nuevo.

Haz que tu vida sea
campana que repique
o surco en que florezca y fructifique
el árbol luminoso de la idea.
Alza tu voz sobre la voz sin nombre
de todos los demás, y haz que se vea
junto al poeta, el hombre.
Llena todo tu espíritu de lumbre;
busca el empinamiento de la cumbre,
y si el sostén nudoso de tu báculo
encuentra algún obstáculo a tu intento,
¡sacude el ala del atrevimiento
ante el atrevimiento del obstáculo!
Nicolás Guillén


viernes, 13 de diciembre de 2024

Me pesas como un fardo

Escultura de Carmen Martín Gaite en la Plaza de los Bandos, Salamanca


Me pesas como un fardo, primavera.
No tengo fuerzas para alzar de nuevo

la antorcha de mi risa y de mi engaño
contra tus hojas nuevas.

Ya no es tarde ni es noche.
En la plaza los pájaros se persiguen, antiguos.
En la plaza se encienden los faroles.

Me pesas, primavera.
Henchidos de tu zumo,
los niños se han perdido de la tierra.
Buscan aquel palacio de ahora mismo,
apagado de pronto en el ocaso,
apagado al final de sus veredas.

Antigua tarde. Pájaros antiguos.
Bajo un cielo cuajado de lunares
se encienden los faroles
y se pierden los niños.

Me tumbo bocabajo,
no tengo fuerzas para alzar de nuevo
la antorcha de mi risa y de mi engaño;
primavera de luz inabarcable,
me pesas como un fardo.

Carmen Martín Gaite

viernes, 6 de diciembre de 2024

La noche no es nunca completa

Noctámbulos /  Edward Hopper. 1942
http://www.artic.edu/aic/collections/artwork/111628
 https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=25899486

La noche no es nunca completa.
Hay siempre, ya que lo digo,
ya que lo afirmo,
al final de la desdicha
una ventana abierta,
una ventana iluminada.
Hay siempre un sueño que vela,
deseo que colmar,
hambre que calmar,
un corazón generoso,
una mano tendida,
una mano abierta,
ojos atentos,
una vida: la vida para compartir.

Paul Eluard

viernes, 29 de noviembre de 2024

Vivo allí donde estuve

 

Desde un lugar que aprendo
a recorrer cada mañana, vuelvo
sobre mis pasos y te espero
allí donde estoy solo.

Matinal
ofertorio del sueño, escribo el nombre
de tu vida, te vas desentrañando
entre las hoscas hojas traicionadas
en la noche. Eres la reclusión
donde me sacio, el acuciante
azar en que te tengo
cada día, amor propiciatorio que reúne
lo perdido.
                   
Vivo allí donde estuve,
junto al mar delirante, libre
velocidad inmóvil orillada
de fuego, bosque lustral
de la alegría.

¿Qué me queda
de aquel itinerario, habitaciones
clandestinas, bautismales refugios
de única verdad, qué me queda
detrás del sortilegio? Ser
feliz un instante y perderte, mientras
vuelvo sobre mis pasos cada día.

José Manuel Caballero Bonald

viernes, 22 de noviembre de 2024

Hay que intentarlo


Colegiala / Shamsia Hassani. 2022. fragmento.

La vida continúa
y no se preocupa por mi tristeza,
¿por qué no cuidarme y estar contenta?
Lo intentaré
intentaré dar forma a un hogar de amor y luz
en la altura de los pinos
en un lugar seguro que las águilas no pueden alcanzar
en un rincón protegido
ni siquiera el viento lo arrojará al suelo
Ella voló a la tierra de la esperanza y tejió un nido
y se instaló como una emperatriz en un palacio de plata
y cantó
La vida continúa
y no se preocupa por mi tristeza
hay que intentarlo.

Nadia Anjuman

viernes, 15 de noviembre de 2024

Libre te quiero

Octubre y jacarandá / Olga Blinder.

Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

 Agustín García Calvo

viernes, 8 de noviembre de 2024

Accidentes nocturnos



Palabras minuciosas, si te acuestas
te comunican sus preocupaciones.
Los árboles y el viento te argumentan
juntos diciéndote lo irrefutable
y hasta es posible que aparezca un grillo
que en medio del desvelo de tu noche
cante para indicarte tus errores.
Si cae un aguacero, va a decirte
cosas finas, que punzan y te dejan
el alma, ay, como un alfiletero.
Sólo abrirte a la música te salva:
ella, la necesaria, te remite
un poco menos árida a la almohada,
suave delfín dispuesto a acompañarte,
lejos de agobios y reconvenciones,
entre los raros mapas de la noche.
Juega a acertar las sílabas precisas
que suenen como notas, como gloria,
que acepte ella para que te acunen,
y suplan los destrozos de los días.

Ida Vitale

viernes, 1 de noviembre de 2024

Cuando me vaya


Dejaré un silencio en el recuerdo,
sonidos de una voz que fue muy joven,
y un aroma de sándalo y cipreses
para que no me olvides.
Y ahora, cuando el sol desaparece,
y hay promesa de una noche clara,
las estrellas se esconden
y están muertas de tanta nívea luz.
Dejaré abierta la ventana.
Un gorrión divulgará mi huida,
y un frescor de mañana
anunciará mi marcha,
con trémula voz para llamarte.
Cuando me vaya
perderé las praderas,
los bosques encendidos de noviembre,
el verde del jardín en primavera,
la tenue luz de los planetas,
la sonrisa de un niño,
el calor de un amigo,
lágrimas de dolor por los caminos
que transité tan alta,
la caricia de un perro
que dio fuego a mis manos.
Cuando me vaya
habré perdido tantas cosas,
que creceré en trigal
por no morirme.

Mari Luz Escribano

viernes, 25 de octubre de 2024

La memoria


Orfila Bardesio - Anáforas

La historia no registra el pan crucificado,
el rey sin arcoíris, los niños, de colores,
quebrados por el crimen,
las batallas de encinares
contra el acero enemigo,
las hormigas vencidas por el peso.
No registra la nave
que arrastra su deriva
en aguas extensas
sin encontrar el puerto
que los mapas aseguran,
no registra las águilas perdidas
en el humo sin luz,
la catedral secreta de los pobres
sólo de llanto adornada.
Porque la historia
es la memoria del Olvido.
En el silencio de la tierra los metales
se mueven al ritmo de un corazón
de llamas no escuchadas:
cuando desprende una hoja sonora
en las semillas empiezan cipreses,
el musgo guarda sus números
con igual cuidado que la profundidad
a los abismos
-Bajo las risas,
los siglos, las burlas-.
Cuando caen sus heridas,
el mar escribe libros en el mundo.
Cuando su voz levanta llamados
a los que responden desiertos,
todos los ciervos muerden hierba.
Cuando, para nadie, corren sus lágrimas
por las soledades,
la pesantez se arrepiente en los cuerpos,
se celebra una fiesta: el aire.
Cuando -como si nada hubiera pasado-,
sonríe a sus hermanos con luz de fruto,
resplandecen aves en el hielo.

Orfila Bardesio

viernes, 18 de octubre de 2024

Carta

Carta de Miguel Hernández a Josefina Manresa. [Alicante. Reformatorio de Adultos, 1942] | Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes


Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.

Cuando te voy a escribir
se emocionan los tinteros:
los negros tinteros fríos
se ponen rojos y trémulos,
y un claro calor humano
sube desde el fondo negro.
Cuando te voy a escribir,
te van a escribir mis huesos:
te escribo con la imborrable
tinta de mi sentimiento.

Allá va mi carta cálida
paloma forjada al fuego,
con las dos alas plegadas
y la dirección en medio.
Ave que sólo persigue,
para nido y aire y cielo,
carne, manos, ojos tuyos,
y el espacio de tu aliento....
Ayer se quedó una carta
abandonada y sin dueño,
volando sobre los ojos
de alguien que perdió su cuerpo.
Cartas que se quedan vivas
hablando para los muertos:
papel anhelante, humano,
sin ojos que puedan serlo.

Mientras los colmillos crecen,
cada vez más cerca siento
la leve voz de tu carta
igual que un clamor inmenso.
La recibiré dormido,
si no es posible despierto.
Y mis heridas serán
los derramados tinteros,
las bocas estremecidas
de rememorar tus besos,
y con su inaudita voz
han de repetir: te quiero.

Miguel Hernández


viernes, 11 de octubre de 2024

Vuelvo otra vez

Ibero Gutiérrez, Obra sin título y sin fecha.  100 x 80 cm.  Óleo sobre cartón.

Vuelvo otra vez
reanudo el paso
aprieto el tiempo que no cede
ante la fugacidad de todo esto
Yo lo sé también y digo,
echarán sobre mi túnica suertes
y se las disputarán
Mi foto quedará mohína
mi foto quedará amarilla sobre el césped.
mis letras en un bronce, entre cipreses.

Ibero Gutiérrez

viernes, 4 de octubre de 2024

Cuando lloro...



Cuando lloro parece que llorara/ junto a mi lado Dios y no lo veo.
Sueño para soñarlo y no lo sueño. / Callo para escucharlo y no lo oigo.
Acaso es la mirada de mi madre,/ o el recuerdo de mi padre muerto
o es esta pena que me duele tanto./ Mi fatigado corazón te espera
en las ruinosas sombras de la muerte/ y ha de llorar el día que te vea.
La casa del jazmín, la vieja casa./ No existe ya, tal vez no haya existido.
Era un trozo de amor. No era una casa./ Yo no imagino, no puedo imaginar
que se hayan desatado sus paredes/ de aquel temblor de Dios que las llenaba,
de aquella juventud que les ponía/una luz milagrosa en las entrañas.
Sobre el piso de tabla, madera de ilusión/ hoy mi nostalgia me va buscando a gritos
sin encontrar siquiera ni una araña./ La casa del jazmín, la vieja casa.

Carlos Flores Mora

viernes, 27 de septiembre de 2024

Donde habite el olvido

Retrato del poeta español Luis Cernuda / Arturo Espinosa


Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,

No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

Luis Cernuda