Me soplaron la nariz
allá en la sierra de Gredos,
al comienzo de la edad
que llevo desde aquel tiempo.
Mi padre fue un catalán
que una vez llegó a aquel pueblo
donde mi madre bordaba
sus castellanos silencios.
Hijo de una bejarana
y de un soldado y obrero,
nací, como todo el mundo,
sin saber mi nacimiento.
Después quizá es otra historia,
o es otra parte del cuento;
después fue barco emigrando
o, acaso, fue barco huyendo.
Y en él viajaban mis padres,
y yo viajaba con ellos;
y en él mi vida emigraba...
¡mi vida...! y yo sin saberlo!
Y así llegué al Uruguay
-vale decir: me trajeron-
en brazos de algún destino
recién salido de pecho.
Hijo de alta serranía;
de la nieve y del destierro;
de América y la esperanza...
hijo de un barco y un puerto.
Ciudadano de dos mundos
-con papeles o sin ellos-
porque la patria del hombre
es la infancia y el recuerdo.
¿Para qué más explicar
de las dos tierras que tengo?
mi sur está en Salamanca,
mi norte en Montevideo!
Y ahora ya saben por qué
tengo el apodo que tengo,
por costumbre, por cariño...
o por la honra de tenerlo.
Que en el Río de la Plata
se lo apoda, sin remedio,
al de origen español,
"galaico","gaita" o "gallego".
Por aquí, quien más, quien menos,
tiene un "alias" de sombrero:
aquí está lleno de "gringos",
"canarios","tanos" y "negros".
Y creo que sería muy triste
-aunque no sea muy correcto-
que, en un pueblo de apodados,
no me apodara mi pueblo!
Mi sobrenombre es mi marca;
la identidad que sostengo
entre mi gente uruguaya
y entre la gente que quiero!
"Gallego" así para siempre;
aunque sería más certero
apodarme "el galleguayo"
por uruguayo y "gallego"!
...Y el mismo tiempo que yo
allá en la sierra de Gredos,
al comienzo de la edad
que llevo desde aquel tiempo.
Mi padre fue un catalán
que una vez llegó a aquel pueblo
donde mi madre bordaba
sus castellanos silencios.
Hijo de una bejarana
y de un soldado y obrero,
nací, como todo el mundo,
sin saber mi nacimiento.
Después quizá es otra historia,
o es otra parte del cuento;
después fue barco emigrando
o, acaso, fue barco huyendo.
Y en él viajaban mis padres,
y yo viajaba con ellos;
y en él mi vida emigraba...
¡mi vida...! y yo sin saberlo!
Y así llegué al Uruguay
-vale decir: me trajeron-
en brazos de algún destino
recién salido de pecho.
Hijo de alta serranía;
de la nieve y del destierro;
de América y la esperanza...
hijo de un barco y un puerto.
Ciudadano de dos mundos
-con papeles o sin ellos-
porque la patria del hombre
es la infancia y el recuerdo.
¿Para qué más explicar
de las dos tierras que tengo?
mi sur está en Salamanca,
mi norte en Montevideo!
Y ahora ya saben por qué
tengo el apodo que tengo,
por costumbre, por cariño...
o por la honra de tenerlo.
Que en el Río de la Plata
se lo apoda, sin remedio,
al de origen español,
"galaico","gaita" o "gallego".
Por aquí, quien más, quien menos,
tiene un "alias" de sombrero:
aquí está lleno de "gringos",
"canarios","tanos" y "negros".
Y creo que sería muy triste
-aunque no sea muy correcto-
que, en un pueblo de apodados,
no me apodara mi pueblo!
Mi sobrenombre es mi marca;
la identidad que sostengo
entre mi gente uruguaya
y entre la gente que quiero!
"Gallego" así para siempre;
aunque sería más certero
apodarme "el galleguayo"
por uruguayo y "gallego"!
...Y el mismo tiempo que yo
tiene la historia que cuento;
la misma que me nació
allá en la sierra de Gredos!
la misma que me nació
allá en la sierra de Gredos!
diciembre 1946 - mayo 2013
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