martes, 10 de enero de 2012

El quemado


De la mañana a la tarde

me consumes, sol; me secas

con tu gran ojo sin alma;

pero así la noche al fin

halla en mí el duro carbón

que no podrá disolver,

y al corazón seco vuelve,

sombría y fresca, la savia

que blanca le sorbió el día.

Tomás Segovia

poeta español, 1927 - 2011

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