viernes, 27 de septiembre de 2024

Donde habite el olvido

Retrato del poeta español Luis Cernuda / Arturo Espinosa


Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,

No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.

Luis Cernuda

jueves, 19 de septiembre de 2024

Serenidad


¡Serenidad, serenidad!, escucha,

mi voz grave y dolida,

la voz hecha de angustia y amargura

infinita.

Estréchame en tus brazos y haz que el viento

se lleve mis melancolías.

Déjame el alma limpia de inquietudes,

como una primavera florecida

de soles, de capullos, de canciones,

de arrullos y de risas…

¡Serenidad, serenidad!. Mírame hondo

con tus claras pupilas! 


Ana María Martínez Sagi

viernes, 13 de septiembre de 2024

A Mario Azzarini



Medio siglo, si señor,
Que noveles veinteañeros
En el suelo sanducero
Derramaban su calor
Hoy queremos con amor
Dedicarle al Mariolo
De recuerdos un tesoro
De quien fuera, se los digo
Como profe buen amigo
Y un amigo con decoro.

Y llegó nomás la escuela
Pal gurisito asustado
De zapato bien lustrado
Al que acompaña l’abuela
Pero a’él no lo consuela
La promesa de’aprender
Pues de grande quiere ser
Por lo menos domador
Casero o’esquilador
¡Ser criollo es su deber!

Porqu’el piensa ser peón
De su abuelazo, don Pepe
Con el overo, su flete
Que ya tiene redomón
Chicuelo, medio rubión
Prefiere’estudiar los bichos
De las plantas, los caprichos
O el vuelo’e la mariposa
Dejar la ciudad ruidosa,
De Risso’aprender los dichos!

Sigue la vida, más luces
Y tras la escuela, el liceo
Como ciencia’e lo campero
La biología’lo seduce
Tras lagartos y ñanduces
Hay moléculas y genes
Que’irá’estudiando’en los trenes
P’algún campo en vacación
Palpitando la ilusión
De mejorar los planteles.

Y después la Facultad
De Agronomía, por supuesto,
Fue modelando a un maestro
En Zootecnia de verdad
Ovinos de calidad
Y mucho laboratorio
Con trabajo de escritorio
Para ensayos diseñar
Y producción mejorar
De lana y corderos gordos

El posgrado, la docencia,
La experiencia y difusión
La buena investigación
Obligada referencia
Pero ante todo la ausencia
De soberbia o de desplantes
Siempre mirando adelante
Sano acreedor del país
Del criollismo, la raíz
De humanidad, desbordante.

Y en su periplo vital
Junto’al investigador
Va’el gurí recorredor
De trampas pa cardenal
Va el tropero’ocasional
En su overo’escarciador
Prolijo inseminador
Del Ombú’hasta’el Aguapey
Aplicando en buena ley
Lo que’enseñó el profesor.

Es que por sus venas fluye
El arte del escultor
Del médico salvador
De arquitecto que construye
Junto a Marta constituye
Yunta pareja y leal
Como Gardel, magistral
Pedazo de nuestra tierra
De sus valles, de sus sierras,
Como’un compendio oriental!

Pero en el mundo, por suerte
No todo son animales
Ni los trabajos rurales
Del cordero’vida o muerte
L’amistad es lo más fuerte
Ya lo dijo Cicerón
Festejemos la ocasión
Como’a Mariolo le gusta
¡Una parrilla que asusta
Buen güisqui y buen sauvignon!
    ---o---

Hasta acá había llegado
El verso en tono festivo
Que a Mario habría divertido
Si los hubiera escuchado
Pero el destino ha borrado
La reunión y la alegría
Y a Mario y su simpatía
No podemos abrazarlo
Solo queda recordarlo
Como’un ejemplo de vida.

Rodolfo Irigoyen

viernes, 6 de septiembre de 2024

Dactilógrafo

Mario Benedetti en Capurro 

Montevideo quince de noviembre
de mil novecientos cincuenta y cinco
Montevideo era verde en mi infancia
absolutamente verde y con tranvías
muy señor nuestro por la presente
yo tuve un libro del que podía leer
veinticinco centímetros por noche
y después del libro la noche se espesaba
y yo quería pensar en cómo sería eso
de no ser de caer como piedra en un pozo
comunicamos a usted que en esta fecha
hemos efectuado por su cuenta
quién era ah sí mi madre se acercaba
y prendía la luz y no te asustes
y después la apagaba antes que me durmiera
el pago de trescientos doce pesos
a la firma Menéndez & Solari
y sólo veía sombras como caballos
y elefantes y monstruos casi hombres
y sin embargo aquello era mejor
que pensarme sin la savia del miedo
desaparecido como se acostumbra
en un todo de acuerdo con sus órdenes
de fecha siete del corriente
era tan diferente era verde
absolutamente verde y con tranvías
y qué optimismo tener la ventanilla
sentirse dueño de la calle que baja
jugar con los números de las puertas cerradas
y apostar consigo mismo en términos severos
rogámosle acusar recibo lo antes posible
si terminaba en cuatro o trece o diecisiete
era que iba a reír o a perder o a morirme
de esta comunicación a fin de que podamos
y hacerme tan sólo una trampa por cuadra
registrarlo en su cuenta corriente
absolutamente verde y con tranvías
y el Prado con caminos de hojas secas
y el olor a eucaliptus y a temprano
saludamos a usted atentamente
y desde allí los años y quién sabe

Mario Benedetti