Tenía diez años y un gatopeludo, funámbulo y necio,a la vuelta del colegio.y un ejército de botones y un tren con vagones de lata roto entre dos estaciones.y una historia a quemar temblándome en la piel. Era un bello jinete sobre mi patinete,burlando cada esquina como una golondrina,sin nada que olvidar porque ayer aprendí a volar, perdiendo el tiempo de cara al mar.que madre vistió de ternura, y una almohada que hablaba y sabía de mi ambición de ser cura.que sólo trinaba su pena oyendo algún viejo organillo o mi radio de galena.una acequia, un establo y unas ruinas al sol. Al viento los ombligos, volaban cuatro amigos, picados de viruela y huérfanos de escuela, robando uva y maíz, chupando caña y regaliz. Creo que entonces yo era feliz.y un ángel de la guarda amigo y un «Paris-Hollywood» prestado y mugriento escondido entre mis libros.que abrió a la luna mis sentidos jugando los juegos prohibidos a la sombra de una higuera.Descerrajando el viento y apedreando al sol. Mi madre crió canaspespunteando pijamas,mi padre se hizo viejo sin mirarse al espejo, y mi hermano se fue de casa, por primera vez. |
lunes, 10 de agosto de 2009
Mi niñez
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