Laguna de Tiscapa, en Nicaragua. |
Hay un lugar junto
a la laguna de Tiscapa
—un banco debajo
de un árbol de quelite—
que tú conoces
(aquella a quien escribo
estos versos, sabrá
que son para ella)
y tú recuerdas
aquel banco y
aquel quelite;
la luna reflejada
en la laguna de Tiscapa
las luces del palacio
del dictador
las ranas cantando
abajo en la laguna
todavía está aquel
árbol de quelite
todavía brillan
las mismas luces;
en la laguna de Tiscapa
se refleja la luna
pero aquel banco
esta noche estará vacío
o con otra pareja
que no somos nosotros.
a la laguna de Tiscapa
—un banco debajo
de un árbol de quelite—
que tú conoces
(aquella a quien escribo
estos versos, sabrá
que son para ella)
y tú recuerdas
aquel banco y
aquel quelite;
la luna reflejada
en la laguna de Tiscapa
las luces del palacio
del dictador
las ranas cantando
abajo en la laguna
todavía está aquel
árbol de quelite
todavía brillan
las mismas luces;
en la laguna de Tiscapa
se refleja la luna
pero aquel banco
esta noche estará vacío
o con otra pareja
que no somos nosotros.
Ernesto Cardenal
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