martes, 1 de marzo de 2011

Educar



Educar es lo mismo

que poner un motor a una barca,

hay que medir, pensar, equilibrar,

y poner todo en marcha.


Pero para eso,

uno tiene que llevar en el alma

un poco de marino,

un poco de pirata,

un poco de poeta,

y un kilo y medio de paciencia concentrada.


Pero es consolador soñar,

mientras uno trabaja,

que esa barca, ese niño

irá muy lejos por el agua.


Soñar que ese navío

llevará nuestra carga de palabras

hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.


Soñar que cuando un día

esté durmiendo nuestro propio barco,

en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.

Gabriel Celaya

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