Mi trabajo cotidiano
Mis estrellas, mis ventanas
Se convirtieron cenizas
Se convirtieron cenizas de la noche a la mañana
Puedo hablar, puedo reír
Y hasta me pongo a cantar
Pero mis ojos no pueden
Pero mis ojos no pueden tanta lágrima guardar
A pesar de lo que digan
No me olvido, compañero
De que el pan que me alimenta
De que el pan que me alimenta siempre será pan ajeno
Quisiera estar en mi puerta
Esperándote llegar
Todo quedó allá en Santiago
Mi comienzo y mi final
Si me quedara siquiera
El don de pedir un sí
Elegiría la gloria
Elegiría la gloria de volver a mi país
Isabel Parra
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