Yo no sé de cenizas, sé de fuego.
No me conforman formas contraídas.
No sé tocar el frío, no lo puedo.
Ni sé vivir así, desposeída.
Quiero atajar el aire, contraerlo.
Secar el viento que levanta cieno.
Mostrarte qué fragor el poseerlo,
Decirte por qué vivo, por qué peno.
Y me miro las manos y me miro
Este ardor y esta llaga que se crecen.
Este dolor, y ya, ya no respiro,
Porque crezco de nuevo aunque me cesen.
Nancy Bacelo
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