Con los dedos en punta
me tocó la poesía
me sacudió con repugnancia
y algo de curiosidad.
No digo que llegó a pesarme, medirme
a contarme los ojos
tampoco me abandonó en la calle
con un lápiz rojo y un baúl
¿qué se creerá?
tanta soberbia, todo el día de aquí para allá
con la boca tapada
si después de todo
no la invita nadie
ni llega a ningún lado
me alzó sobre el pozo del mundo
esa señora
y me soltó
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