viernes, 24 de mayo de 2024

El último mohicano



No tuve nada, y sin embargo, de algún modo,

comprendo que lo tuve todo

no teníamos nada, nada, salvo el miedo, el dolor,

el estupor que produce la muerte.

Cuando mataron a mi padre, nos quedamos en esa zona

de vacío que va de la vida a la muerte

dentro de esa burbuja última que lanzan los ahogados,

como si todo el aire del mundo se hubiese agotado de pronto,

ahí nos quedamos, como peces en una pecera sin agua,

como los atónitos visitantes de un planeta vacío.

Nada teníamos, aunque también es cierto que ya nada queríamos.

Recuerdo bien que a mi hermana Susi y a mí

nos dieron la noticia en el cuarto de aseo de aquel colegio

para hijas de presos políticos.

Había un espejo enorme y yo vi la palabra muerte

crecer dentro de aquel espejo hasta salir de él y alojarse

en los ojos de mi hermana

como un vapor letal y pestilente.

Nada ha logrado hacerme olvidar aquellos ojos

salvo algunas horas de amor en que Félix y yo éramos

dos huérfanos, y el rostro milagroso de mi hija.

Y nada más tuvimos durante mucho tiempo

pero mamá tuvo menos que nadie,

mamá quedó como un espejo sin azogue,

lo perdió todo, salvo un hilo delgado que la unía a nosotras.

Y por aquel inconcebible puente, como tres hormiguitas, íbamos y

veníamos a su estatua de vidrio restituyéndole el azogue.

Volvió a nosotras desde el país del hielo.

Y volvió tan absolutamente, que gracias a ella, nosotras,

que nada teníamos, lo tuvimos todo.

Mamá fue nuestro esparzo nuestro guerrero del antifaz, el país de las hadas, la abundancia dentro de la miseria,

nuestro mejor amigo, nuestro escudo contra los moros,

la enamorada de las bellas artes

la que hizo posible que papá no muriera,

la que lo fue resucitando en cada uno de sus cuadros.

Mamá fue quien nos dijo que mi padre admiraba a los griegos,

que adoraba los libros, que no podía vivir sin la música,

y que fue amigo de Unamuno.

Cierto que no tuvimos nada.

Que muchas veces nos faltaba todo

Pero aunque algunos días no comimos,

tuvimos una radio para oír a Beethoven.

Y un día de reyes de 1944 mamá y los tíos fueron al Rastro.

Nos compraron tres libros: La Cuesta encantada, Nómadas del Norte y El último mohicano.

Dios sabe cuántas veces habré leído esos libros.

Mamá nos trajo El último mohicano. Y de la mano de ese

indio solitario entramos en el mundo de lo maravilloso.

Y lo tuvimos todo para siempre.

Y ya nadie podrá quitárnoslo.


Francisca Aguirre

viernes, 17 de mayo de 2024

Mar de la memoria

                                                                                           

                                                                             Cuando se ha visto la sangre,
                                                                             en la soledad no hay río
                                                                             del olvido.

                                                                             Rafael Alberti


Es cierto / rafael / no hay un río

del olvido / hay mar de la memoria /
ese que trae amor fatigas gloria
o un privilegio cándido y tardío

el exilio fue siempre un desafío
una deuda sin paz ni moratoria
vaya a saber resaca de qué historia
entre tu mar de cádiz y el mar mío

a la ausencia no hay quien se acostumbre /
otro sol no es tu sol / aunque te alumbre /
y la nostalgia es una pesadilla

sabemos que ahora vives años buenos
mas seguimos echándote de menos
allá lejos y verde / en nuestra orilla

Mario Benedetti

viernes, 10 de mayo de 2024

Mater dulcissima

Madre campesina / David Alfaro Siqueiros. 1924


Anoche me llegaste madre no sé de qué lugar
tal vez de dentro de mí misma o de algún paraíso
donde las madres al fin hallan reposo

Eras una envolvente cercanía
un agua clara derramada sobre mi inquietud

Madre exacta destinada a mi solo tamaño
me descubriste mundos a tu justa medida
El halo de tus pasos ciñéndome abarcándome
irradia todos los posibles caminos

Anoche nuevamente fui la recién venida
que los astros te dieron
Qué descanso saberme pura inocencia deseada
Así madre en tu vientre quiero partir un día
He de llamarte entonces
Regresarás a mí para nacer mi muerte

Aitana Alberti

viernes, 3 de mayo de 2024

Vive



Aquel amor
aquel
que tomé con la punta de los dedos
que dejé que olvidé
aquel amor
ahora
en unas líneas que
se caen de un cajón
está ahí
sigue estando
sigue diciéndome
está doliendo
está
todavía
sangrando.

Idea Vilariño