Autorretrato / Ibero Gutiérrez
Residencia poblada de amapolas doradas
Tranquilidad perpetua que se marcha por la noche
en el hastío
asiduidad de recuerdos que parecen gaviotas
o locuras milenarias volando borrachas entre olas
de una playa de vidrio y un mar de piedra.
Luna blanca que de no mirar el cielo has caído
al mar y te has disuelto en su fragancia de verano
¿no crees oportuno dejar en paz a los sputniks
y atraer otra vez como antes a los lobos de Kentucky?
Tras los granitos de arena dejas un lamento como espuma
y tu perfume acompasado como una suite de Bach
que suena y cae entre mi ropa, entre mis píldoras para
el dolor de cabeza y el insomnio...
A veces pienso que no estás en el cielo.
Creo ver pájaros de aluminio.
Paso corriendo por el túnel de piedra y siento las bocinas
y los gritos estridentes. Caramba,
es algo peligroso si se cuela como pluma.
Trataba de enarbolar a mi cuello la bandera del amor
pero vino un grito, que despertó mi ciudad y la policía
corriendo me baleó todo el cuerpo y aquí estoy
frío
quieto
duro
horizontal
mirando
con los ojos
abiertos
tu sonrisa
de piedra
y tu corazón
de hielo
(una ola me moja los pies mientras me llevan).
Fechado: 29/5/68
de "Prójimo -Léjimo y otros poemas"
1966-1970 (Arca 1987)
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