Duro, vivísimo, nocturno, me llega tu recuerdoparte mi sueño en dos, divisor de mis noches.¡Clara imagen! Tus cabellos tierna crin de maízse columpian sobre tu rostro niño.Rostro niño,Niña bruja creciendo en el tiempoa mi medida.Ya sólo jugamos en las noches-en las mías- a la mitad del sueño.“Este es el juego de los encantados”.Te toco y me despierto grande,en una cama grande, sola.Tu mano me dejó una florque busco entre las sábanas,un pájaro, un talismán.Lo tengo firme.Abro la mano, la míasólo mi palma solala noche barrellevada por tus brazos-Alguien te castigó-.Barres estrellas y monedas de oro.La noche nocturna se ilumina;yo no estoy asombrada,tú eres asombro.Lejos de mí ya no creces tampoco,ya no juegas.Te montas en tu escoba de luzy viajas a mi sueño,pájaro incandescente.Te despiertas.Mis lágrimas soñadas en tu rostro,tus lágrimas vivísimasjoyas de sangre sobre el míoriegan mi almohada,pequeños ríos que fabricamos juntascon nuestras cuatro manosen el tiempo en que cuatro eran dosy cabían en una sola de mi padre.Ay, sembradora de fantasmas!¡Ay, milagrosa!Ya sólo en sueños me dices tu secreto,aquel antiguo, el mismo.Pasan los años y cada vez es más profundo,pasan hacia adelante diurnos,retroceden nocturnosy te reencuentroen el momento en que interrumpimos el juegocuando un pájaro iba a salirde entre tus labios y me despiertoporque este es el juego de los encantados.
viernes, 25 de noviembre de 2022
A Deva
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