Quiebra la luz el vuelo de las hojas
que el otoño destruye y enriquece
de insectos muertos y podridos pétalos,
hospitalario fango
donde dormida anidará la brisa.
Cierro los ojos ensayando muerte,
dejo que se anonaden en silencio los bienes y los males,
aprendo a desprenderme de cuanto en mí alentaba,
y puesto al margen de la vida miro
la vida misma inaccesible y mía
en su total belleza.
Eternidad afirmo.
Los espacios
se niegan en lo oscuro
y el tiempo es la medida de la nada.
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