cantan las aves de flor en flor,
que no hay más gloria que amor
ni mayor pena que celos.
Por estas selvas amenas
al son de arroyos sonoros
cantan las aves a coros
de celos y amor las penas.
Suenan del agua las venas,
instrumento natural,
y como el dulce cristal
va desatando los yelos,
al son de los arroyuelos
cantan las aves de flor en flor,
que no hay más gloria que amor
ni mayor pena que celos.
De amor las glorias celebran
los narcisos y claveles;
las violetas y penseles
de celos no se requiebran.
Unas en otras se quiebran
las ondas por las orillas,
y como las arenillas
ven por cristalinos velos,
al son de los arroyuelos
cantan las aves de flor en flor,
que no hay más gloria que amor
ni mayor pena que celos.
Arroyos murmuradores
de la fe de amor perjura,
por hilos de plata pura
ensartan perlas en flores.
Todo es celos, todo amores;
y mientras que lloro yo
las penas que Amor me dio
con sus celos desvelados,
al son de los arroyuelos
cantan las aves de flor en flor,
que no hay más gloria que amor
ni mayor pena que celos.
(25 de noviembre de 1562 - 27 de agosto de 1635)
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