La mujer que llora / Pablo Picasso |
Porque viví sin nadie sé que ahora
en toda claridad la luz me alcanza
alucinada sombra, que me lanza
hacia el presagio de la nueva hora.
Ni desgarrada llama que devora
del cuerpo toda angustia en asechanza,
recobra el tiempo que enemigo avanza.
Hasta el deseo se arrodilla y ora.
Y yo de pie frente a la espera en vano
sentí nacer el alba. Fue la vida
grave atadura, esencia desmedida,
que resistía el vuelo. Ya no alumbra
ni retiene el dolor la misma mano.
Pero el alma a su pena se acostumbra.
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