Más lejos cada vez... Y cada vez más sola
En la selva pavorosa de mi yo...
Cómo rugen las fieras desoladas.
De mis pasiones ancestrales;
Y se agrandan los límites.
Y la luz del camino es más lejana...
Cuántos ecos que acrece la distancia.
Cuántas sombras movibles, y reflejos.
Y enormes piedras que vigilan
A la entrada de innúmeras cavernas!...
Y ni una luz.. . Y lodo
Misterio que me acecha y me circunda;
Y no sé a dónde voy... Y nadie me responde
En esta noche inmensa y resonante
Poblada de fantasmas y de miedos!...
Más sola cada vez... Y más lejos de todo!..
Ah!... qué abismos me esperan:
En qué horror de vacío
Terminará por fin mi marcha lenta
O presurosa; hecha de saltos bruscos
Y de bruscos cansancios:
A tientas siempre, y con una ansia ardiente
De claridad... Oh! cuándo, cuándo
Verán la luz mis pobres ojos ciegos.
Y podrán reposar sobre la arena
Blanda de los caminos
Mis plantas destrozadas y sangrantes;
Cuándo, en el agua clara de la fuente
Sumergiré mis manos doloridas.
Y habrá un dulce licor de uvas maduras
Para mis labios secos:
Y un gran silencio claro de mediodía.
Toda me envolverá como un regazo.
Y acallará los roncos gemidos de la selva
Que me persiguen con su horror.
Oh! cuándo, cuándo será la Aurora luminosa
Para esta noche interminable de mi alma!...
No hay comentarios:
Publicar un comentario