Para eso fuimos hechos:
para recordar y ser recordados
para llorar y hacer llorar
para enterrar a nuestros muertos.
Por eso tenemos brazos largos para los adioses
manos para recoger lo que fue dado
dedos para excavar la tierra.
Así será nuestra vida
una tarde siempre olvidada
una estrella apagada en las tinieblas
un camino entre dos trincheras.
Por eso necesitamos velar
hablar bajo, pisar leve, ver
a la noche dormir en silencio.
No hay mucho que decir
una canción sobre un pesebre
un verso tal vez de amor.
Una oración por quien se va
pero que esa hora no olvida
y por ella nuestros corazones
se dejan, graves y simples.
Pues para eso fuimos hechos:
para la esperanza en el milagro
para la participación de la poesía
para ver el rostro de la muerte
de repente, nunca más esperaremos...
Hoy la noche es joven; de la muerte, apenas
nacemos, inmensamente.
para llorar y hacer llorar
para enterrar a nuestros muertos.
Por eso tenemos brazos largos para los adioses
manos para recoger lo que fue dado
dedos para excavar la tierra.
Así será nuestra vida
una tarde siempre olvidada
una estrella apagada en las tinieblas
un camino entre dos trincheras.
Por eso necesitamos velar
hablar bajo, pisar leve, ver
a la noche dormir en silencio.
No hay mucho que decir
una canción sobre un pesebre
un verso tal vez de amor.
Una oración por quien se va
pero que esa hora no olvida
y por ella nuestros corazones
se dejan, graves y simples.
Pues para eso fuimos hechos:
para la esperanza en el milagro
para la participación de la poesía
para ver el rostro de la muerte
de repente, nunca más esperaremos...
Hoy la noche es joven; de la muerte, apenas
nacemos, inmensamente.
Vinicius de Moraes