viernes, 27 de marzo de 2015

Plegaria


... Si no tuviera qué decir, tápame la boca con barro. 
No me dejes a la orilla de la égloga y las dalias. 
No quiero traicionar a quien lucha, a quien pasa sueño o hambre.

No me dejes a la orilla del río de las palabras. 
No quiero saber nadar y guardar bien la ropa. 
Quiero lanzarme, de cabeza, y jugar a las claras.

No me des, pues, la paz. Te pido otra cosa. 
Solamente, que me sostengas bien caliente, bien humano. 
El camino de la espina concluye siempre en la rosa.

Yo soy uno entre tantos: me siento uno entre tantos 
que toman el tranvía y lloran, cada día, 
silenciosamente, casi sin llorar...

setiembre 1924 - marzo 1993

martes, 24 de marzo de 2015

A la noche

Todavía despiertas,
viva Luz,
al cansado y le llamas al trabajo
–me infundes alegre vida–
pero tu seducción no es capaz de sacarme
del musgoso monumento del recuerdo.
Con placer moveré mis manos laboriosas,
miraré a todas partes adonde tú me llames
–glorificaré la gran magnificencia de tu brillo–,
iré en pos, incansable, del hermoso entramado de tus obras de arte
–contemplaré la sabia andadura de tu inmenso y luciente reloj–,
escudriñaré el equilibrio de las fuerzas
que rigen el maravilloso juego de los espacios, con sus tiempos.
Pero mi corazón, en secreto,
permanece fiel a la Noche,
y fiel a su hijo, el Amor creador.

jueves, 19 de marzo de 2015

Despedida

Quizás, cuando me muera, 
dirán: Era un poeta. 
Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia. 
Quizás tú no recuerdes 
quién fui, mas en ti suenen 
los anónimos versos que un día puse en ciernes. 
Quizás no quede nada 
de mí, ni una palabra, 
ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana. 
Pero visto o no visto, 
pero dicho o no dicho, 
yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos! 
Yo seguiré siguiendo, 
yo seguiré muriendo, 
seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto.

marzo de 1911 – abril de 1991

miércoles, 11 de marzo de 2015

Mariposa marrón de madera

Becho toca el violín en la orquesta
Cara de chiquilín sin maestra
Y la orquesta no sirve no tiene
Mas que un solo violín que le duele.

Porque a Becho le duelen violines
Que son como su amor chiquilines
Becho quiere un violín que sea hombre
Que al dolor y al amor no los nombre.

Becho tiene un violín que no ama
Pero siente que el violín lo llama
Por las noches como arrepentido
Vuelve a amar ese triste sonido.

Mariposa marrón de madera
Niño violín que se desespera
Cuando Becho lo toca y se calma
Queda el violín sonando en su alma.

Vida y muerte, violín, padre y madre
Canta el violín y Becho es el aire
Ya no puede tocar en la orquesta
Porque amar y cantar eso cuesta.

Alfredo Zitarrosa
marzo 1936 - enero 1989